En vista de que voy a paso de caracol (y es que no es tarea fácil) con la relectura de los presuntos cuentos completos de Carlos Fuentes, motivada por la edición que ha hecho de ellos el Fondo de Cultura Económica en fecha reciente, y de que quizá concluya en 2020 la labor emprendida, dejo aquí, sin más dilaciones, una nota sobre su prólogo y el criterio del que se ha echado mano para seleccionar los relatos.
En primer lugar, aplaudo la intención del FCE de reunir por primera vez todos los cuentos de Carlos Fuentes, uno de los grandes narradores mexicanos, con todo y sus numerosos baches. Qué mejor forma de evaluar los méritos y carencias del Fuentes cuentista que con una edición que reúne cronológicamente todos sus relatos. Por desgracia, el prologuista y recopilador no fue todo lo cuidadoso que se hubiera deseado y nos entrega un volumen muy mejorable.
El primer problema que le veo al prólogo de Omegar Martínez es su tono ditirámbico. Llega a decir, por ejemplo, que Fuentes es mejor cuentista que Borges y Cortázar, y que todo el resto de sus compañeros de su promoción. Esos elogios son de los que no ayudan, sino que vienen envenenados: o el lector desconfía y le toma animadversión a priori a la obra en cuestión, o se crea expectativas tan altas que no podrán ser cumplidas.
El texto, además, está sazonado de afirmaciones de difícil defensa, como que el cuento es el género que mejor define al boom latinoamericano, cuando es claro que el boom es sinónimo del auge de la novela latinoamericana más que del relato.
Si bien Carlos Fuentes subtituló su libro La frontera de cristal "Una novela en nueve cuentos", aun sin ser muy exacto tal concepto, Martínez abusa de él, al grado de llamar "novela en cuentos" a Cantar de ciegos, el segundo cuentario de Fuentes, cuyas narraciones no tienen ninguna relación argumental, ni siquiera temática. Difícilmente alguien que haya leído el libro podrá encontrar justificado el rótulo. Todos los volúmenes de relatos publicados por Fuentes le parecen a Martínez "novelas en cuento", sin que dé por ello ningún argumento al respecto.
Pero donde están las fallas más alarmantes del texto es en su justificación de las normas que ha seguido el compilador para reunir los cuentos. Digámoslo de una vez: estos "cuentos completos" de Fuentes no son tales, pues Martínez, armado con un criterio poco consistente, ha decidido excluir del volumen un cuentario completo y un cuento extenso.
El libro excluido es Todas las familias felices; el cuento, "Vlad". Si durante todo el prólogo el autor ha calificado todos y cada uno de los cuentarios de Fuentes como "novelas en cuento", ¿cómo excluir Todas las familias felices con la excusa de que se trata de una novela, cuando, en todo caso, es tan novela en cuentos como La frontera de cristal, pues los relatos que lo conforman tiene nexos argumentales y terminan por remitirse unos a otros? En cuanto a "Vlad", la única razón que se da para dejarlo fuera es que se trata de una novela corta que Fuentes publicó de manera independiente años después de su primera aparición. Si nos atenemos a la extensión, no es el único relato largo entre los que escribió Fuentes: ahí están los de Agua quemada, incluidos aquí. ¿Por qué cercenar, pues, Inquieta compañía, el libro de cuentos en el que originalmente se incluyó "Vlad"?
Además, había que hacer mención de Los misterios de La ópera, libro de relatos de Fuentes publicado con seudónimo, aun si se decidía descartarlo.
Hay exclusiones inexplicables, pero también inclusiones bochornosas. Martínez hace incluso un resumen de "Último amor" y "Nowhere", textos que sí ha considerado oportuno incorporar al volumen, y ni aun así se percata de que son fragmentos de las novelas La muerte de Artemio Cruz y Terra nostra. Escribe con tanto despiste que líneas adelante se asombra de que Fuentes haya incluido "La sierva del padre", relato de Todas las familias felices, en una antología de cuentos y refiere que es "el único caso en que Fuentes selecciona un extracto de novela y lo presenta como cuento para que forme parte de una antología". Supongo que su investigación no alcanzó Cuerpos y ofrendas (1973), que no solo incluye "Último amor" y "Nowhere", sino también Aura y Cumpleaños. Además, en Cuerpos y ofrendas y Cuentos naturales (2007), está "La línea de la vida", que no es sino un fragmento de La región más transparente.
"La línea de la vida" no es el único fragmento de la primera novela de Fuentes incluido en estos cuentos completos: también están "Calavera del quince" y "Niña bien", sin que antologador repare en su condición de segmentos de novelas.
En favor de la edición puedo decir que recupera cuentos de Fuentes solo aparecidos en edición limitada ("El muñeco" y "El trigo errante". Dos historias recobradas, preparadas por Julio Ortega en 2010) y el primero que publicó, a los 21 años, no incluido antes en libro ("Pastel rancio"). Fuera de este acierto, el trabajo deja mucho que desear, como he mostrado. No sé si las negligencias expuestas son producto del apresuramiento. En todo caso, este volumen importante y necesario requiere una revisión a fondo y una reedición cuidada.
*Cuentos completos, Carlos Fuentes, México, Fondo de Cultura Económica, 2012, 944 páginas.
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