miércoles, 11 de agosto de 2010

El español en prácticas lecciones

A pesar de que en los tiempos que corren la comunicación por escrito es fundamental, ya que muchas de las relaciones que establecemos se dan a través de internet y por la escritura, la correcta redacción parece ser nuestra asignatura pendiente. Aunque ahora escribimos más que en la época anterior a los blogs y las redes sociales, no por ello lo hacemos mejor. No es extraño, incluso, encontrarse con profesores que no son capaces de expresarse por escrito con una mínima claridad. Siendo así, ¿cómo podrían aspirar sus alumnos a escribir con eficacia?

No se trata de erigirse en juez y, frunciendo el ceño, señalar con el dedo a los presuntos culpables de la situación, ni de que la soberbia nos impida ver las carencias propias en este ámbito. Se trata, más bien, de insistir en lo que ya han dicho otros: la buena redacción no es, no debe ser un lujo confinado a unos pocos. Todos podemos aprender a escribir de forma clara y correcta. En ese afán, libros como el que reseño son un apoyo importante.

Sandro Cohen tiene 30 años de experiencia como profesor de redacción. Ha escrito novelas, libros de poesía y libros de cuento. A 16 años de su primera aparición, Redacción sin dolor lleva, según su editorial, cien mil copias vendidas. Se trata de un manual útil que da un repaso sustancioso por la gramática del español y nos señala los errores más comunes que cometemos los hispanohablantes a la hora de escribir y la forma de solucionarlos.

El libro consta de tres partes. La primera, “Vista panorámica de la oración”, es la más teórica: da cuenta de los distintos tipos de palabras con que contamos en español (artículos, sustantivos, adjetivos, pronombres, verbos, conjunciones, preposiciones, interjecciones) y la función gramatical que pueden cumplir (sujeto, predicado, núcleo, modificador directo, modificador indirecto, complemento directo, complemento indirecto, complemento circunstancial, predicativo). Este primer apartado revisa, además, los sujetos simples y los compuestos, y las oraciones compuestas, entre las que están las coordinadas y las subordinadas. Si bien este capítulo podría resultar algo denso para algunos lectores, su comprensión es esencial, ya que sienta las bases para una mayor conciencia en el uso del idioma.

La segunda parte, “Puntuación”, pasa revista a los usos correctos e incorrectos que le damos a la coma, al punto, al punto y coma, a los acentos, paréntesis, guiones, corchetes, comillas, puntos suspensivos, y a los signos de interrogación y admiración. La tercera parte, “Algunas palabras y frases problemáticas”, se enfoca en varios de los mayores dolores de cabeza de los hispanoparlantes, como los gerundios y las concordancias.

En las tres partes del libro abundan los ejercicios con sus respectivas respuestas para que el lector afiance lo aprendido. Redacción sin dolor ofrece algunos datos claves que, de ser atendidos, son capaces de mejorar de forma considerable la redacción de cualquier receptor atento. El primero de ellos pide evitar el que Cohen llama “encabalgamiento”, un vicio muy usual que consiste en separar con coma oraciones con sentido completo que no tienen relación de coordinación ni de subordinación, con lo cual la comprensión se dificulta. Aunque efectivamente esta es una indicación muy útil, el nombre que el autor otorga a este vicio no es el más adecuado: como se sabe, el concepto de “encabalgamiento” ya existe y se refiere a un recurso poético que permite distribuir una oración con sentido completo en dos versos distintos. Dar a un vicio del lenguaje el mismo nombre de esta figura retórica solo puede contribuir a la confusión. Otra indicación clave que ofrece Cohen es la de no separar el sujeto del predicado con una coma, a menos que en medio exista una aposición o una oración parentética, en cuyo caso se usarían dos comas.

Pese a ser este un libro sobre el buen escribir, no se salva el autor de incurrir en algunos errores. El más común de ellos es el uso que hace del adjetivo sustantivado “mismo” como elemento anafórico, lo cual está desaconsejado por innecesario por la Real Academia Española. También se contradice Cohen: a pesar de que afirma que no se debe separar sujeto y predicado con coma, lo hace cuando el sujeto está conformado por una oración compuesta, lo cual no justifica este uso: "Que no me olvides, no significa que me quieras". También afirma el autor que es legítimo utilizar, si así se desea, una coma entre sujeto y predicado cuando el primero está compuesto de varios elementos: "Mis primos, mis tíos y mi abuelo, se fueron de viaje"; la RAE, en cambio, lo califica de incorrecto. Otro error: Cohen escribe coma antes de la conjunción "que" cuando esta tiene sentido consecutivo y va precedida de "tanto" o "tal". Lo anterior rompe el ritmo de la oración y también está considerado como erróneo por la RAE. Ejemplo de la página 240 del libro (quinta edición, mayo de 2010): “Los Beatles fueron tan famosos en los 60 y 70que opacaron a todos los demás grupos...”.

Más que descalificar el libro, estos yerros dan cuenta de que el idioma español es tan variado y complejo que incluso expertos en el tema como Sandro Cohen pueden tropezar de cuando en cuando. Por lo demás, Redacción sin dolor es un manual estimable.

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